Por suerte, el mundo del patín no se reduce solo a hammers en escaleras inmensas o locuras técnicas en rails de espanto. Lo gracia del skate es que cada quien tiene su manera de disfrutarlo, y las buenas vibes de gente como Tyler Quigley se contagian, más aún cuando sale del asfalto para ripar un bosque.
El de San Francisco nos dejó locos con su parte en el “Hiatus” hace dos años, y hoy nos relaja fluyendo tranquilamente entre los árboles, por caminos de tierra, planchando algún que otro truco y mordiendo el polvo. ¡Échale un ojo!